Meltdown, Shutdown y Burnout neurodivergente: lo que muchas veces se malinterpreta
- mujerespsinfronter
- 5 ago
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Cuando hablamos de salud mental en personas neurodivergentes, es fundamental reconocer que muchas de sus experiencias emocionales y conductuales se manifiestan de formas distintas a las esperadas por la norma. Esto puede llevar a malentendidos, diagnósticos erróneos o incluso a la invisibilización del sufrimiento. En este blog te comparto tres conceptos clave que ayudan a comprender mejor estas vivencias: meltdown, shutdown y burnout neurodivergente.
Meltdown: más que un berrinche
El meltdown es un episodio intenso de frustración, rabia o angustia en el que la persona pierde el control de su conducta y emociones. Se produce como respuesta a una sobrecarga sensorial, emocional o cognitiva que supera la capacidad de regulación del organismo.
Aunque en la infancia suele confundirse con un berrinche, el meltdown no es un acto voluntario ni manipulador: es una forma de colapso. Puede manifestarse de manera física (golpes, gritos, llanto descontrolado, autolesiones) y suele tener una corta duración, de segundos a algunos minutos.
👉 Importante: no es algo que la persona pueda evitar. Requiere contención, no castigo.
Shutdown: la desconexión total
A diferencia del meltdown, el shutdown es una respuesta más silenciosa. Es una especie de "apagón interno" en el que la persona deja de responder emocional, verbal o físicamente. Puede parecer ausente, retraída o desconectada del entorno, y es frecuente que pierda habilidades comunicativas o sociales temporalmente.
El shutdown también aparece como consecuencia de la sobrecarga o el estrés no gestionado, pero en lugar de explotar hacia afuera, se repliega hacia adentro. Puede durar desde unos minutos hasta largos períodos, si no se detecta ni se atiende adecuadamente.
Burnout neurodivergente: el costo del camuflaje
El burnout neurodivergente es un agotamiento profundo —físico, emocional y mental— que ocurre cuando una persona ha sostenido durante demasiado tiempo el esfuerzo de enmascarar o camuflar su neurodivergencia (por ejemplo, el autismo o el TDAH), incluso sin saber que lo estaba haciendo.
Este tipo de burnout puede durar meses o incluso años. A diferencia del burnout laboral tradicional, no siempre está relacionado con una carga de trabajo, sino con el costo invisible de actuar como si se fuera neurotípico. Puede generar una pérdida de funciones, apatía, colapso del sistema inmunológico, depresión, ansiedad, entre otros efectos devastadores.
Hablar de meltdowns, shutdowns y burnouts desde un enfoque informado y libre de juicio puede ser el primer paso para que estas experiencias dejen de ser tratadas como problemas de conducta y se entiendan como lo que son: manifestaciones legítimas de un cuerpo y mente en sobrecarga.
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