Mirar la pérdida de frente
- mujerespsinfronter
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En una sociedad donde la muerte suele ser un tema tabú, el Día de Muertos nos invita a mirarla de frente. Nos recuerda que la ausencia no borra el vínculo. Al escribir una carta, poner una foto o cocinar el platillo favorito de alguien que partió, le damos forma y voz a emociones que muchas veces reprimimos.
Este acto simbólico permite algo esencial para la salud mental: expresar el dolor sin sentir vergüenza ni soledad. En lugar de negar la pérdida, el ritual ofrece un espacio de conexión emocional y de memoria, un puente entre lo vivido y lo que sigue.
El duelo no es una enfermedad; es un proceso natural que necesita tiempo, contención y significado. En este sentido, los rituales del Día de Muertos funcionan como una terapia colectiva y culturalmente validada.
Mientras en otras culturas el duelo tiende a vivirse en silencio, en México se comparte, se decora y se ilumina. El color, la música y la convivencia comunitaria ayudan a transformar la tristeza en homenaje.
Honrar a quienes murieron no significa quedarse anclado en el pasado. Al contrario, el Día de Muertos nos enseña que la muerte no interrumpe el amor, sino que lo transforma en memoria.
Cada altar es una afirmación de vida: seguimos aquí, seguimos sintiendo, seguimos recordando.
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